miércoles, 31 de enero de 2018

Hatuey: primer rebelde de América

Rafael Carela Ramos El cacique taíno Hatuey, originario de la región de Guahabá, en la Española, hoy República Dominicana y Haití, es considerado por unos historiadores como el primer rebelde de América y por otros como el primer jefe que luchó por la libertad de Cuba. Cuentan que Hatuey encabezó una rebelión contra los conquistadores españoles en su comarca. Al comprender lo inútil de su resistencia, se vio obligado a emigrar hacia Cuba, en unión de un grupo de sus seguidores. Así, llegaron a la región de Maisí en canoas, para asentarse en la desembocadura del río Toa. A la llegada de los españoles, desembarcados en 1510 por esa región, convocó a la población aborigen y la incitó a la guerra hasta alcanzar expulsión de los invasores, pero no logró el apoyo de los caciques locales, aunque esta vez, con mayor experiencia, llevó a cabo una táctica distinta a su accionar en La Española, con el empleo de emboscadas y acciones sorpresivas. Hatuey ordenó a sus hombres que se dividiesen en pequeños grupos y comenzasen a atacar a los españoles por sorpresa, valiéndose de palos, piedras y flechas. Pero los españoles, dirigidos por Diego Velázquez, que conocía las tácticas de los indios, se dedicaron a erradicar poco a poco a cada uno de los grupos rebeldes apoyándose en una abrumadora superioridad tecnológica (perros rastreadores, armas de fuego, ballestas y corazas). De este modo, paulatinamente, fueron erradicados los grupos rebeldes, hasta que mediante la delación de unos prisioneros lograron aprehender a Hatuey. Una vez capturado, según se narra en varias fuentes, Velázquez lo condenó a morir en la hoguera, por hereje y rebelde. La versión más aceptada en la actualidad es que la quema de Hatuey se llevó a cabo en alguna zona de la actual provincia de Granma. En Yara existe un monumento con la figura del cacique, que inicialmente se pensaba que había sido quemado en Baracoa. Se cuenta que antes de ser quemado el 2 de febrero de 1512, uno de los religiosos españoles que acompañaban a la tropa, le preguntó si quería aceptar a Jesús e ir al cielo. Fray Bartolomé de las Casas narró en uno de sus escritos que el líder taíno preguntó si los españoles iban al cielo. Ante la respuesta afirmativa, dijo que entonces él no quería ir allí para no tener que volver a ver a gente tan cruel. El ejemplo de Hatuey es hoy una rica fuente en la que pueden beber todos los que aspiran a la libertad y soberanía de su pueblo, y luchan por un mundo mejor, donde prevalezca la justicia y la solidaridad humana.

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