viernes, 2 de febrero de 2018

Un instrumento de la guerra económica contra Cuba

Rafael Carela Ramos El 7 de febrero de 1962, hace ahora 56 años, mediante la Proclama Presidencial 3347 del entonces presidente de Estados Unidos, John F Kennedy, se instauró oficialmente el bloqueo económico, comercial y financiero de EE.UU. contra Cuba. El propósito de esta injusta medida, Como expresara en un memorando el subsecretario de Estado, Lester Mallory, en 1960, tiene el propósito de crear “hambre, desesperación y sufrimiento para provocar el derrocamiento del Gobierno revolucionario”. Historiadores y especialistas sobre este tema señalan que desde la Conferencia Naval de Londres, de 1909, es un principio aceptado en el Derecho Internacional que “el bloqueo es un acto de guerra", y siendo así, sólo es posible su empleo entre los beligerantes, que no es el caso. No existe, nada que justifique el llamado "bloqueo pacífico", el cual fue práctica de las potencias coloniales del siglo XIX y del principio del pasado siglo. De acuerdo con el informe presentado por Cuba en la Asamblea General de Naciones Unidas, el mes de octubre del pasado año, desde la instauración del bloqueo hasta esa fecha, el monto de las afectaciones al país ascienden a 130 178,6 millones de dólares a precios corrientes, y si tenemos en cuenta la depreciación actual del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, la cifra es de 822 280 millones de dólares. Aunque esta medida afecta a todos los sectores de la sociedad cubana, el de la Salud resalta por el hecho de que el bloqueo dificulta, por ejemplo, la cura de niños que padecen enfermedades, sobre todo, las oncológicas, un hecho de por sí inhumano y violatorio de los derechos humanos de la niñez cubana. En los últimos tiempos, esta medida se ha venido implementando especialmente contra las empresas y bancos internacionales que han tenido alguna relación con Cuba, a los cuales les han sido aplicadas severas multas, lo que justamente provoca temores de sanciones en estas entidades. A lo anterior se le suma ahora que la actual administración Trump ha tomado medidas como la salida de 17 funcionarios de la Embajada de Cuba en Washington, con el pretexto de un supuesto “ataque acústico” contra sus diplomáticos en Cuba, y ordenar el regreso de prácticamente todo su personal en la Embajada de EE.UU. aquí, lo que ha creado una situación muy complicada, en cuanto a los viajes de intercambios pueblo a pueblo o de reencuentro familiar para nuestra población, la emigración cubana allá y el pueblo estadounidense en general. Como señaló Josefina Vidal, directora general de Estados Unidos de la Cancillería cubana al especto, “meses de investigaciones exhaustivas ha n demostrado que no ha existido ataque alguno”, e incluso, un reporte del norteamericano FBI afirma que después de llevar a cabo varias pruebas en el terreno, no existen evidencias de que se hayan perpetrado “ataques acústicos” contra diplomáticos estadounidenses en La Habana. Además, la semana anterior, el Departamento de Estado creó una Fuerza de Tarea en Internet, integrada por funcionarios gubernamentales y no gubernamentales, destinado a promover la subversión contra este país. Dijo un comunicado de ese Departamento que el objetivo del grupo es “promover un flujo libre y no regulado de información en Cuba”. Lo que dejaría la puerta abierta para la divulgación de todo tipo de mentiras, falsedades y campañas anticubanas. Como se conoce, no es la primera ni la última medida que el imperialismo instrumenta contra la isla, en el marco del bloqueo o como parte de la guerra económica que llevan a cabo desde hace más de 56 años; pero, como siempre, se estrellará contra la inteligencia, la firmeza y la decisión del pueblo cubano de continuar construyendo una sociedad más justa, humana y sostenible para todos.

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